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Volar en avión: Lo que no debe faltar en la pañalera de tu bebé

Todas las madres hemos pasado por el miedo y nerviosismo que implica subir a un avión con nuestros bebés, por primera vez, y que ese momento rumbo a las maravillosas vacaciones se convierta en tu peor pesadilla. Ese temor es natural, pero hay cosas que puedes hacer y tips que puedes utilizar para que al final todo salga perfecto… o casi perfecto.

Toma nota, esto es lo que no debe faltar en la pañalera que subirás al avión:

  • Pañales y toallitas.
  • Biberones, fórmula y agua en caso de que el bebé tome mamila.
  • Chupón para usarlo “por si acaso”. 
  • Los 2 o 3 juguetes favoritos del momento.
  • Dos o tres cambios de ropa, dependiendo del tiempo de vuelo.
  • Celular con películas y juegos descargados. También hay un grupo de mamás que prefieren no utilizar dispositivos electrónicos con sus hijos, y están totalmente en su derecho. La recomendación es llevarlos por si se considera necesario utilizarlos en pleno vuelo.
  • Las galletas favoritas, o fruta picada o cualquier botanita que sepas que le gusta y la/lo tranquiliza: los agentes del aeropuerto permiten el paso de alimentos, bebidas y ciertos utensilios cuando se viaja con niños. Ten paciencia, el paso por el área de Seguridad es más lento, especialmente en algunos países.
  • Un pequeño botiquín por si ocurre alguna emergencia durante el vuelo: medicamento para fiebre, medicina para dolor y el tratamiento que esté tomando en caso de estar atravesando por una enfermedad (botes no más de 100ml).
  • Una cobijita.

Y finalmente, ¡mucha paciencia!

Cada bebé es diferente, con diversos temperamentos y tolerancia a la frustración. Además, la edad del niño influye mucho en el comportamiento que tendrá durante el vuelo. Generalmente los bebés de máximo un año se quedan dormidos fácilmente con el movimiento del avión y con la ayuda de leche materna o un biberón, mientras que los niños que comienzan con sus primeros pasos o ya caminan, querrán pararse del asiento inevitablemente. Es bueno hacerlo un par de veces, para que todos estiremos las piernas.

Uno de los datos más importantes – que tendrán mayor impacto para bien o para mal en el bebé – es que para evitar que se les tapen los oídos en el despegue y aterrizaje, la recomendación es darles de tomar algún líquido desde biberón o leche materna, pues el movimiento de succión en su boca (similar al que nosotros hacemos al masticar un chicle) evita la acumulación de aire en los oídos, lo que disminuye las molestias y por lo tanto, al llanto.

En esos comunes momentos de turbulencia que ocurren durante un vuelo – como sabes – no se permite que nadie esté parado y todo el mundo debe tener su cinturón abrochado. Estos minutos pueden representar los momentos de mayor estrés para nuestros hijos, pues lejos de sentirse libres de juguetear, entretenerse o pararse, sienten todo el nerviosismo que hay en el ambiente. Hay que tratar – en lo posible – de mantener la calma y hablarles con voz suave todo el tiempo, al mismo tiempo que damos caricias a su espalda o a sus manos. Por mucho miedo que tengamos, somos las responsables de transmitirles paz a los nuestros.

El mejor consejo que puedo darles es tener oídos sordos ante las críticas: siempre habrá alguna persona que no entienda lo que implica someterse a estas circunstancias para después disfrutar de las vacaciones, como cualquier persona. Ante la crítica, mejor guardar silencio, continuar con lo nuestro y enfrentar respetuosamente la situación en caso de ser necesario.

Respira profundo, atiende a tu pequeño y disfruta, ¡todo en esta vida es una experiencia! ¡Felices vacaciones!

 

 Cynthia Modesto Castro

Viaja y Come

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