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Sueño y descanso de los más pequeños ¿por qué es importante?

De acuerdo a la información publicada en la Asociación Española de Pediatría, los bebés no tienen un ritmo regular de sueño hasta los seis meses de vida. Es en ese momento cuando se empiezan a interiorizar una serie de rutinas que son necesarias para poder comenzar a disponer de unos patrones de sueño bien definidos.

Durante la niñez, el descanso es crucial para alcanzar el óptimo desarrollo mental y físico. Durante la mayoría de las ocasiones en las que un bebé puede llorar sin aparente explicación, es la falta de sueño y de descanso uno de los elementos que pueden explicar esta conducta. Este es el motivo por el que las almohadas para niños pueden tener un impacto tan grande en la calidad de vida y en el crecimiento de los más pequeños.

La importancia del descanso en los más pequeños

En términos generales, en cualquier etapa de la edad adulta, el sueño es un elemento básico en la salud de las personas. En el caso de los niños, un buen descanso es el mejor síntoma para sentirse alerta. Además de tener una buena memoria y de obtener la energía que necesitan los más pequeños para afrontar el día.

Los padres son un agente clave en todo este proceso. Su importancia es vital para ayudar a los niños a desarrollar buenos hábitos de conducta nocturnos desde una edad muy temprana. Asegurándose de que sus hijos dispongan de las horas de descanso que son necesarias.

Unos hábitos de vida interiorizados

En el descanso, disponer de una rutina correcta es una de las mejores garantías de éxito que vamos a poder obtener para garantizar el correcto estado de nuestro crecimiento. Cuidar de todos los detalles previos al acto de dormir es fundamental para alcanzar el correcto crecimiento de nuestros hijos. Desde cuidar que la merienda sea liviana hasta disponer de una hora fija a la que acudir a dormir. Además de reservar las últimas horas del día para realizar actividades relajantes o evitar mirar la televisión antes de irnos a dormir para evitar cualquier distracción.

Disponer de unos buenos hábitos de vida interiorizados es la mejor inversión que vamos a poder proporcionar sobre la inversión de los más pequeños.

¿Cómo contribuir a unos buenos hábitos de sueño?

  • Ayudar a que el niño pueda dormirse por sí mismo: Para ello, debemos tratar de que el niño establezca asociaciones positivas hacia el sueño. De este modo, lograremos una mayor autonomía del mismo.
  • Actividad física: Es importante que los niños realicen actividades físicas en algún momento del día. De este modo, llegarán a la noche más cansados y podrán obtener un mejor rendimiento del sueño.
  • Evita las siestas: Uno de los grandes enemigos del sueño nocturno son las siestas durante la tarde. Si bien es cierto que durante las primeras etapas de vida son recomendables, a medida que vamos creciendo deben ir reduciéndose y acortándose en el tiempo.

Como hemos podido comprobar, el descanso es un elemento principal que debe estar presente en la salud y el crecimiento de los niños. Disponer de una buena cama y de una almohada adecuada, y seguir las pautas dictadas en el presente artículo, algunos de los ingredientes que van a poder ofrecer a nuestro pequeño todo lo necesario para su evolución.


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