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miedos comunes en embarazo

¿Cuáles son los miedos más comunes en el embarazo?

Los temores durante el embarazo pueden ser tan grandes y variados como no tenemos una idea. En realidad estos dependerán mucho del contexto de la persona. Debemos tomar en cuenta cuál es su situación emocional, social, económica, qué pasa con su red de apoyo, cuales son sus habilidades, sus temores antes del embarazo, qué aprendizaje tiene sobre esta etapa, que ideales existen, qué le han comentado anteriormente, cómo ha sido su historia en el ámbito de la salud, etc.

Sin embargo, aunque cada una de las mujeres tiene sus propios miedos particulares, también es cierto que existen ciertos ámbitos que resultan de preocupación para la mayoría de las embarazadas.

¿Cuáles son los miedos más comunes en el embarazo de toda madre? Aquí te mostramos algunos de ellos que nos pueden llegar a atormentar y hasta tener pesadillas, y es verdad, en esta etapa de nuestras vidas llegamos a tener malos sueños sobre nuestro futuro bebé, el parto o con nuestra pareja. Aquí los podrás encontrar:

Miedo a problemas de salud.

Cuidar a un ser vivo que está dentro de la futura mamá de por sí ya es una responsabilidad gigante.

Por esta razón el temor a que se complique tanto la salud del bebé como la tuya, es uno de los aspectos de mayor preocupación y suele ser más fuerte ante pequeños cambios que notan en su cuerpo o a comentarios de las personas.

En muchas ocasiones este temor se debe al desconocimiento o a mitos que se crean alrededor de qué se debe o no hacer, o de qué es lo que puede complicar o mejorar el estado de salud del bebé y tuya, por lo tanto, no es un temor sin fundamentos, sino que se debe a tener el ideal de cuidar de alguien pero sin saber cómo.

Lo más recomendable es trabajarlo de la mano con un especialista.

Conocer tu cuerpo, tu historial de salud y hacer controles constantes, así como una guía en alimentación y cuidados avalados de manera científica permite que te puedas sentir más tranquila.

Miedo al parto

Este paso es uno de los más críticos para muchas personas. Cuanto más se acercan a la fecha del mismo, puede aumentar la ansiedad, y con ello pueden presentarse muchos pensamientos catastróficos, los cuales pueden ir en torno a la complicación del parto, repercusiones en la salud del bebé y tuya, aspectos de la atención médica, el dolor intenso que seguro tendrás, el temor a no realizar bien las respiraciones, etc. un sin fin de ideas, la imaginación es el límite.

Estos pensamientos no harán más que plantear el peor de los escenarios. Debido a esto, es recomendable que estés acompañada de un terapeuta que pueda trabajar contigo en conjunto con dichos pensamientos. En caso de que no sea posible, es recomendable intentar flexibilizar el pensamiento: Retomar cada temor y analizarlo, mirar las posibles resoluciones, pensar en otras posibilidades, no solo en las malas, sino mirar cada posibilidad, las muy buenas y las medianas y así podremos contrastarlas con las otras posibilidades acompañadas con la planificación del escenario, si es posible tener lista la maleta, saber a qué hospital irás, tener el coche listo o el número telefónico de una persona que los llevará, acudir con anterioridad a clases de respiración, etc. Siempre el temor disminuye si acumulamos herramientas y habilidades para cuando llegue el momento.

 

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Miedo a los cambios próximos en su vida personal

Entrar en esta etapa implica muchos cambios. Los cambios evidentemente nos hablan de incertidumbre y en ocasiones de pequeñas pérdidas. La manera en que se vive un embarazo no es única en el mundo, hay mil maneras de ser madre, por lo que no es necesario que dejes de hacer aquello que te gusta o amas, ni de modificar todo.

Cambiemos el temor a los cambios por la planificación. Lo recomendable es que en medida de lo posible tu vayas acomodando tus horarios, así como realizando de manera paulatina y previas al nacimiento, las actividades que deseas realizar una vez que nazca el bebé.

También es bueno que no pierdas de vista el autocuidado, es decir, cuidar de tu cabello, tu piel, darte momentos de descanso, realizar actividades que te agraden; el error más común que se comete es esperar a que pase el embarazo para retomar tu vida y eso normalmente suele costar mucho más tiempo y esfuerzo. Iniciemos desde antes: esto te permitirá tener mayor control. La red de apoyo aquí desempeña un papel importante.

Miedo a no ser lo suficientemente buena o a no poder con la maternidad

Nadie nace sabiendo. Esta frase es muy real, solo se aprende a ser madre por experiencia, el contacto con el bebé,  incluso el contacto desde el embarazo les permite experimentar esto. El miedo a fallar o ser criticada es el más común. Primero debemos analizar que la crítica es producto de la moral; que no son más que aprendizajes sujetos a una cultura y una temporalidad. Por eso lo que consideramos bueno, para los demás, puede ser muy malo.

En conclusión, no puedes salvarte de las críticas, porque siempre habrá alguien con un juicio diferente al tuyo, pero esto no significa que necesariamente estés haciendo las cosas mal. La perfección no existe, somos humanos. Incluso podemos realizar actos que no van con nuestro marco de aprendizaje o ideal y nos sentimos mal.

Para sentirnos más cómodas y seguras de las decisiones que tomamos como mamás podemos preguntarnos:  ¿Cuál es mi marco moral? ¿Qué deseo enseñar? ¿Qué quiero para mí en esta etapa como mamá? Una vez que construyas estas respuestas, es hora de ponerlas en práctica.

Esperamos que esta información te sea de ayuda para esta hermosa etapa.


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