¿Qué te interesa?

¿Por qué nos importa tanto lo que piensan los demás?

Hablar de las razones por las cuales nos importa lo que otros piensen de nosotros es muy importante. En primer lugar, nos ayudará a entender que no somos los únicos en experimentar esta sensación y a reconocer que tiene un origen, lo que significa que también puede tener una solución.

La realidad es que casi todas las personas hemos sentido la necesidad de buscar aprobación en los demás o deseado que hablen bien de nosotros. Aunque es algo muy común, también es cierto que no siempre resulta agradable. Por eso, primero exploraremos de dónde surge esta necesidad y luego hablaremos sobre qué hacer para que esa sensación disminuya poco a poco, hasta sentirnos completamente cómodos con nosotros mismos. Aprenderemos a escuchar a los demás, pero filtrando solo aquello que realmente puede ayudarnos. Incluso notarás cómo empiezas a atreverte a hacer cosas nuevas sin miedo al «qué dirán».

¡Empecemos!

¿Porqué nos importa tanto lo que que piensan los demás?

Empecemos por recordar que somos seres sociales, o sea, que mucho de lo que aprendemos y vivimos es en sociedad, con todas las personas que nos rodean día a día, donde formamos parte de grupos pequeños y grandes, con personas que amamos y otras que ni conocemos. Ahora, aceptemos que pertenecer es algo que todos buscamos, porque eso nos permite no sentir soledad, saber que estamos respaldados en cualquier momento, que podremos ser parte de eventos, actividades, tener experiencias en grupo, etc.

Pero aquí viene lo interesante: para pertenecer necesitamos tanto seguir las mismas reglas de esos grupos como tener gustos, acciones u opiniones parecidas a quienes nos rodean, y ahí es donde todo se nos complica. Entonces, a veces, para poder entender si realmente estamos siendo o no parte de ciertos círculos o estamos o no cumpliendo con lo que la sociedad quiere, miramos y preguntamos al otro qué opina de nosotros, y esa búsqueda se vuelve insaciable, porque cada persona tiene una opinión particular. Entonces estaremos rodeados de muchas voces que pueden contradecirse, lo cual es muy complicado.

Incluso es posible que, cuando pienses en un tema, por ejemplo, cómo se te ve cierto tipo de ropa, no solo recuerdes o tomes en cuenta lo que te dijo tu mamá, tu familia, tu esposo, sino también lo que escuchaste en la televisión, en las tiendas de ropa, en redes sociales. Y aún más importante: no solo recordarás las voces que te hablaron del tema este año o esta semana, sino desde que eras pequeña. Si lo pensamos así, a veces tantas exigencias nos pueden llevar a esa búsqueda constante del «qué dirán».

Es por eso que me gustaría aclarar que, cuando sientas que te importa mucho la opinión de los demás, no es porque algo malo esté en ti, sino porque desde pequeños nos han enseñado a agradar y a darle un poco más de voz a los demás que a la nuestra. Esto nos lleva a formar una imagen de nosotros mismos a partir de los demás. Tan solo te invito a poder hacer ese pequeño ejercicio: elige un tema y recuerda todo el recorrido en tu historia de voces que te han hablado de eso y de lo importante que es escuchar a los demás.

Sin embargo, a veces, cuando eso se vuelve nuestra forma de vivir, puede ser muy duro y puede afectar la manera en que nos vemos a nosotros mismos o incluso nuestras decisiones diarias. Por eso es importante que podamos aprender a vivir reconociendo qué desean los demás de nosotros, pero sin tomarlo todo, sino que podamos aprender a elegir, sin dar por hecho que lo que otros piensan es la verdad absoluta. Recordemos que es nuestra vida y, por lo tanto, que a nosotros nos toca tomar decisiones y cuidarnos.

A continuación, te daré algunos tips que te permitirán poder, poco a poco, ser un poco más flexible contigo, retomar de los comentarios lo que aporta, e incluso llegarán momentos o situaciones en los que aceptaremos buscar un poco más la aprobación y otros donde de plano no, todo con mucha conciencia. Lo más importante es que el filtro para lograrlo es el autocuidado; siempre las decisiones deben ser tomadas pensando en tu bienestar.

Tips para dejar de lado el «Qué dirán»

Crea tus propios parámetros

A veces, una de las cosas que nos hacen caer en ese deseo de aprobación es no tener claro aquello que deseamos alcanzar. Por eso, es tan fácil que dejemos de valorar esfuerzos o acciones que hicimos con toda la intención en un inicio, pero que ahora ya no parecen tan buena idea después de escuchar tantas voces.

Es momento de crear tus propios parámetros. Necesitamos tener claro qué es para nosotros funcional y qué no, qué sensaciones queremos provocar en nosotros mismos. Prácticamente se trata de concentrarnos en metas propias, donde, aunque se le escape a alguien algún comentario, no nos cambie la forma de ver el momento.

Ejemplo: Decidiste hacer un corte de cabello. Crea parámetros que vayan más al fondo, digamos metas que acompañen este corte. Puede ser: hacer un cambio de imagen como tal, sentirte más liviana, lograr algo que quieres desde hace muchos años pero no te atrevías, verte diferente al resto de las personas, aprender a cuidar tu cabello de una forma diferente, atreverte a buscar joyería que vaya y luzca más con cabello corto, etc.

De esta manera, ese listado te dará una guía clara de las sensaciones que estás buscando tener. Esto disminuye un montón la posibilidad de que comentarios ajenos a ti te hagan sentir mal o dudar de tu decisión. Si alguien llegara con el comentario de «antes te veías mejor», puedes recordar todo lo anterior y repetirte: «Esto que me están diciendo puede ser su opinión y, aunque la compartiéramos, antes no me sentía tan liviana, antes me sentía incómoda con cómo cuidar y peinar mi cabello, antes mis aretes no se lucían tanto porque se escondían en mi cabello, antes no me había atrevido a hacer algo que tenía años deseando, por lo que ahora me siento mucho mejor, más valiente y feliz».

Recuerda que no hay verdad absoluta

Este punto es de lo más importante. Antes de comenzar a sentir cómo la opinión del otro toma cierta fuerza, hay que detenernos a preguntarnos: ¿Pienso igual que esta persona? Cada que una persona te diga un comentario, piensa en su historia personal, en qué pudo llevarla a ese comentario y en qué tanto puedes compartir o no. Se trata de empezar a no tomar personales los comentarios y ver un poco más a fondo. A veces, las personas no son malas ni tienen intenciones de dañarte; simplemente les parece muy natural su comentario porque suele ser parte de sus aprendizajes.

Por ejemplo, alguien que habla de tu peso o de tu físico puede ser alguien que creció naturalizando que otros lo hagan y que incluso lo puede pensar como una forma de demostrar preocupación o querer ayudar. Incluso puede ser alguien que piense que el peso puede ser algo que indique salud. Si tú piensas diferente, entonces es momento de compartir tus aprendizajes con esa persona.

Este ejercicio te ayudará a notar que no hay verdad absoluta, por lo que de ti depende tomarlo o no. Cuestiónalo todo. Y en ese proceso, pasamos al siguiente punto.

Identifica y comparte tus límites

A veces no podemos evitar por completo que las personas den su opinión, pero sí podemos disminuir la posibilidad de que lo hagan y aprender a reaccionar cuando esto suceda. Hay veces en que podemos pedir opiniones, pero cuando no lo hacemos y el comentario nos llega a incomodar, es momento de expresar nuestros límites.

Recuerda que hablamos de límites tanto para nosotros como para la otra persona. Para lograrlo, mi respuesta debe estar conformada por: un elemento que valore de la otra persona o que retome, empatía y observación. Siempre evitando intuir cosas o que se sienta personal.

Ejemplo:
«Agradezco mucho que me hagas el comentario sobre mi cabello, es cierto que lo corté y ha sido un proceso que me ha emocionado mucho. Tal vez no compartamos puntos de vista, pero me gustaría contarte que este cambio me permitió atreverme a hacer algo nuevo, me hace sentir muy feliz y creo que comentarle a alguien que se ve mal o que cambie algo que definitivamente, ni porque quiera, podría hacerlo, aunque sé que no se hace con mala intención, puede tener un impacto no agradable para cualquier persona. Por lo que te propongo que lo dejemos de lado y charlemos de otras cosas, como por ejemplo…»

Este tipo de límites permite que el otro pueda notar que no fue tan atinado con su forma de dirigirse, y te ayudará a crear una imagen de quiénes son las personas con las que desearás o no relacionarte más. De igual manera, si aún no estás preparada para dar este tipo de respuestas, podemos responder concretamente planteando que pensamos diferente y cambiando de tema.

Solo se trata de evidenciar de forma respetuosa, sin entrar en conflictos, que no te agrada ni permitirás opiniones de ese tipo.

Sé recíproco

Así como no deseamos muchas veces opiniones de los demás o les tenemos tanto miedo, podemos apoyar a que otros disminuyan ese temor y, a su vez, ir creando relaciones sociales que te permitan sentirte segura, donde incluso puedas sentirte más libre de pedir cosas porque tú ya las brindas.

La regla de oro es no brindar opiniones si no te las piden, tener claros los límites del otro, explorar formas de brindar tu opinión sin ser grosero y siempre pensar en cómo te gustaría que te dijeran las cosas.

Aprender solo a recibir críticas constructivas

A veces, uno de los grandes miedos cuando te atreves a escucharte a ti misma es caer en lo que algunos llaman soberbia, pero no tiene por qué ser así. Verás, hay una gran diferencia entre ser soberbio y ser una persona que escucha, selecciona y se cuida. Lo primero, recuerda que ninguna opinión es la verdad absoluta. Rodéate de personas que te aporten y te puedan ayudar a mejorar, que den opiniones que no te hagan sentir mal, sino que, por el contrario, te ayuden a mirar esos puntos ciegos.

Siempre que retomes lo que otro dice, recuerda pensar en tu bienestar. Siempre la recomendación es tomar ese comentario y desmenuzarlo, para así retomar solo aquello que te funcione y concuerde con tus ideales.

Crea relaciones fuertes y de respeto

Una manera de sentirte a salvo, tanto siendo tú misma como pidiendo opiniones de vez en cuando, es construir relaciones con personas que sepan respetar tus límites, sepan ser asertivas, no se encuentren en constante competencia y tengan buena escucha. Que no den las cosas por hecho, sino que sepan dialogar; de igual manera, que estén acostumbradas a decir lo que piensan en privado, sin groserías, evitando estereotipos o burlas de humor negro.

Evitar preguntar constantemente la opinión del otro.

Es normal tener un poco de temor a caer mal o la crítica, sobre todo con personas a las que queremos agradar, pero cuando este miedo es desproporcionado, nos lleva a la ansiedad e inseguridad, y puede resultar contraproducente, ya que se pueden empezar a mostrar actitudes que después se sienten como un laberinto sin salida.

Hay que comenzar a quitarnos ese pequeño hábito de todo el tiempo preguntar al otro, desde cómo nos vemos, qué opina de lo que acabamos de hacer o de lo más mínimo. Podemos hacerlo en momentos selectos, pero no siempre. Y si viene a tu mente, puedes parar la acción, hacerte la pregunta a ti misma y contestarla, para ir bajando la frecuencia de ese tipo de acciones.

Prepárate para estas situaciones

Cuando hagas algo nuevo que sabes que causará críticas y revuelo, prepárate para los mejores y peores escenarios. Da por hecho que no faltará el comentario que puede incomodar. Prepara tus frases asertivas y límites, aunque no olvides también ensayar tus frases resaltando tu forma de sentirte y decisión ante aquellos que piensen igual que tú. Es importante que evites aminorar tu felicidad ante buenos comentarios.

Ejemplo: Si alguien te hace el cumplido de que tu ropa se ve hermosa, puedes contestar con un «muchas gracias, me encantó el color» o «lo conseguí en tal lugar». No contestes con algo como «gracias, pero no, qué pena, no es tan lindo» o «no me encantó», etc. Para aprender a seleccionar buenos comentarios, también debemos esforzarnos en los propios.

Enfoca tus preguntas a algo positivo

Recuerda que ese miedo y la búsqueda de lo que otros pueden opinar no desaparecen de un día a otro; es un proceso. Pero la idea es entender un poco de dónde viene la necesidad, qué buscamos, que en muchas ocasiones es encontrar palabras lindas. Por lo que mi último consejo es propiciar conversaciones afirmativas hacia cosas bonitas sobre tu persona.

Por ejemplo, en lugar de preguntar: «¿Qué opinas de mi vestimenta de hoy?», puedes preguntar: «¿Qué es lo que te parece más lindo de lo que llevo?» Enfócate en lo que deseas y aumenta la probabilidad de obtener una respuesta que cuide de ti y te haga sentir especial.

Cuéntanos si estos consejos te han gustado y qué otros agregarías.

ico nancy
Escrito por:
2024-12-22

¿Te gustó el artículo? ¡Regálanos un like o compártelo a tus conocidos!

Compartir en WhatsApp

También te puede interesar:

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.