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La importancia de impartir una buena educación nutricional a los más niños

Transmitir los conocimientos que tenemos a nuestros hijos es una de las principales responsabilidades que asumimos en cuanto nos convertimos en padres. De igual modo, es fundamental mantener a salvo a los más pequeños, garantizando su bienestar en todo momento. Bien, pues ambos retos se dan la mano cuando hablamos de la educación nutricional. Para que se desarrollen de manera óptima, hemos de velar por su correcta alimentación y, si les inculcamos los hábitos dietéticos adecuados, será un aprendizaje que se les quede de por vida. Así que te animamos a que les des esta enseñanza tan importante de la mejor forma posible.

Antes de nada: fórmate tú

El primer paso es, sin discusión alguna, formarse en la materia que se quiere enseñar. Por desgracia, el conocimiento general sobre el campo nutricional no es especialmente elevado; por lo que toca buscar la forma de suplir este vacío académico. De la mano de los mejores profesionales en la materia, puedes convertirte en un experto en alimentación para, de este modo, poder llevar a cabo la educación nutricional en niños correspondiente.

Si te pones en contacto con nutricionistas de primer nivel, abordarán esta cuestión de forma transversal. En este sentido, todo empieza con el proceso de hacer la compra, huyendo así de todos los productos de la industria alimentaria que no resulten saludables. Con la despensa llena, ya podrás ponerte manos a la obra para diseñar menús equilibrados según las claves que te den los nutricionistas en cuestión.

Todo ello dejando de lado los muchos bulos que suelen darse en el sector. Asimismo, te conocerás en mayor medida, adaptando tu dieta a tus necesidades fisiológicas en cuestión. Algo que, posteriormente, podrás aplicar en los peques de la casa para darles todo lo que necesitan a lo largo de su infancia. 

Diseña un plan nutricional completo y delicioso

Ahora que ya sabes cómo hacerlo, es el momento de predicar con el ejemplo. Los niños son como esponjas que absorben todo lo que sucede a su alrededor, por lo que nada como diseñar un plan nutricional para toda la familia. De hecho, te animamos a que apuntes el menú semanal en un lugar visible para todos. Así sabrán qué les toca cada día y te verán seguir esta pauta sin excusas.

Eso sí, intenta que sean platos exquisitos. No hace falta que dediques largas horas de tu tiempo libre a cocinar. A veces lo delicioso es sencillo. Esto acabará con el mito de que la comida más rica para los niños es la de los fast foods o los dulces. ¡Que vean que el buen comer también es un motivo de celebración!

Enseña desde la empatía

¿Recuerdas cuando te tocaba sentarte frente a un plato de comida y no lo querías? ¡Hay que ver lo agobiante que es esto cuando se es un niño! Bien, ahora es el turno de tus hijos de pasar por lo que, a veces, termina siendo un auténtico calvario.

Por consiguiente, nuestro consejo es que enseñes siempre desde la empatía y la cercanía. Tienes que entenderlos y ayudarles a superar este reto de terminar toda la comida en el plato. Manteniendo en el proceso la calma y la serenidad. Que no te vean como el enemigo, sino como el aliado. Al hacerlo, su aprendizaje tendrá mucho más valor y los acompañará el resto de sus días.

No cedas a los lloros

Buena parte de la educación es aguantar cuando el niño quiere saltarse las normas a base de gritos y lloros. Es poner una barrera para que entiendan los límites, lo cual les valdrá para aprender que la vida no es un “lo quiero, lo tengo”.

Esto sucede también en el campo de la alimentación y, si antes te decíamos que enseñaras desde la empatía, evita ceder a sus lamentos. Si no quieren entender, la solución no es cambiar el plato de comida. Siempre hay que resistir, ayudándolos a superar el drama. Sin gritos, pero con firmeza. Ya verás como, antes de que te des cuenta, su educación nutricional ha dado los frutos esperados.


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