
Ataques de pánico: Qué son, síntomas y a dónde acudir
Si estás buscando un espacio que te abrace y te permita conocer un poco más sobre lo que estás sintiendo, estás en el sitio ideal. En este artículo hablaremos desde conceptos sencillos y ejemplos, abarcando desde qué es y qué no es un ataque de pánico, cómo identificarlo o diferenciarlo de otro tipo de condiciones y algunas formas en que podemos comenzar a tratarlos.
¿Qué es un ataque de pánico?
Estos se diferencian por ser eventos inesperados, pero también suelen darse de forma recurrente. Es decir, parecen sentirse como si la emoción lograra llegar a su máxima expresión en cuestión de incluso un minuto. Suele sentirse como algo arrollador. Digamos que es un miedo enorme que pareciera no tener una razón aparente.
Es decir, no es situacional, pues no puedes observar fácilmente aquello que hace que se eleve el temor. En dado caso, lo llamaríamos crisis y sería una respuesta a tu medio. Para poder considerarlo como un ataque de pánico, debe ser diagnosticado por un experto, pues ellos exploran tu historia de vida y las condiciones que te rodean. Es decir, los síntomas no son aislados y, más que buscar un diagnóstico, la idea sería ver cómo poder trabajar con ellos.
Sin embargo, aquí también te dejo algunos de los síntomas que suelen ser frecuentes en la mayoría de las personas para comenzar a buscar ayuda, sobre todo porque, una vez que se presentan, suelen regresar y estar constantemente en el día a día:
Síntomas de un ataque de pánico
- Exceso de palpitaciones: También llamado taquicardia. Es decir, que el ritmo cardíaco sea irregular o vaya
muy rápido. Podemos considerarlo como una alerta a partir de que sobrepase los 100 latidos por minuto. Es algo muy parecido a estar escalando una montaña, pero de un momento a otro sentir cómo se elevan sin siquiera movernos.
- Temblor muscular: Seguro te ha sucedido. La referencia más cercana puede ser cuando haces mucho esfuerzo o ejercicio y ya no puedes más. Sientes cómo, de repente, tu músculo toma vida propia y ya no puedes controlarlo. Bueno, esa sensación es muy parecida. Esto se debe a una reacción física ante el temor que experimentamos.
- Sudoración: El simple hecho de sudar no significa que sea algo malo, sino que se trata de una respuesta de regulación de temperatura. Por ello es que surge esta reacción.
- Dificultad para respirar o tragar: Puedes llegar a sentirte sofocado, lo cual va acompañado de la taquicardia. Una sensación parecida puede ser cuando estás en lugares con mucho calor y de clima seco, donde incluso puedes presentar respuestas como el deseo de respirar por la boca.
- Náuseas o dolor estomacal: En pocas ocasiones suele darse el vómito, aunque no es algo imposible. De igual manera, podemos presentar diarrea en el momento.
- Vértigo: Esta es una de las sensaciones más pesadas de experimentar porque se trata de una desorientación, sensación de giro o movimiento. Incluso puede sentirse muy parecido a la sensación de haber tomado mucho alcohol.
- Desmayo.
- Sentirse fuera de sí: También llamado despersonalización. Es una sensación de sentirse fuera del cuerpo, como si lo que viéramos se tratara de una película, es decir, desde una cámara muy lejana.
- Miedo a perder el control o morir: A veces, el temor es tan grande que puede llegar a extremos, como sentirnos tan desconectados de todo y en tanta incertidumbre que el miedo de morir es de las sensaciones más recurrentes.
- Escalofríos.
Algo muy importante a considerar es que los ataques de pánico, a pesar de sentirse muy fuertes y eternos, duran pocos minutos y no son lo mismo que la ansiedad. Es posible que se acompañen y tengan origen en el estrés y la preocupación por el futuro, pero son distintos. Normalmente, la ansiedad se da en tiempos prolongados y podemos localizar el origen con mayor facilidad.
¿Cómo trabajar los ataques de pánico?
1. Acude al médico 
Aunque en sí el ataque de pánico debe ser acompañado por psicólogos y psiquiatras (dependiendo del grado), lo primero que hay que hacer es acudir con un médico que pueda realizarnos estudios para descartar cualquier otra condición física, por ejemplo, de tipo cardíaco.
De igual manera, si identificas que se han producido debido a la ingesta de productos o sustancias dañinas para el cuerpo, hay que saber cómo proceder con medicación. También es posible que, si se trata de un grado muy alto, puedas acudir por ansiolíticos con un psiquiatra, que regularán tu cuerpo y ayudarán a que disminuyan.
2. Acude con un psicólogo
El siguiente paso es acudir con un psicólogo. Recuerda que hay que buscar que tenga toda la preparación necesaria, por lo que debe contar con una maestría. El enfoque que más se suele recomendar es el cognitivo-conductual.
Puedes llegar a trabajar diferentes técnicas, dependerá mucho del estilo del terapeuta y tu caso particular. Algunos ejemplos son:
- Reestructuración cognitiva: Identificarás el origen de muchos de tus pensamientos y creencias. Ir cuestionándolos puede ayudarte a calmar el estrés, la ansiedad o el origen de tus ataques.
- Técnicas de relajación: Aquí lo que se prioriza es el tema físico, porque en ocasiones es lo que nos impide racionalizar el momento. De esta manera, una vez que nos regulamos, podemos actuar desde otros lugares que nos lleven a la tranquilidad más rápido.
- Psicoeducación: A veces, lo que todos necesitamos es entender qué nos sucede. Conocer el proceso que vive el cuerpo y de dónde se origina esto que sentimos ayuda a no frustrarnos tanto y recibir mejor las sensaciones, además de aprender a regularlas.
- Exposición: Por último, muchos psicólogos suelen hacer programas donde, poco a poco, van exponiendo a la persona a aquellas situaciones que generan estrés. De esta forma, se hace de manera controlada, evitando momentos de crisis o ataques.
Recuerda que muchas veces los ataques de pánico van de la mano con otros síntomas y, si bien es muy necesario tratarlos lo antes posible para evitar el malestar, estos ataques no son la totalidad de tu persona. Poco a poco lograrás sobrellevarlo de la mano de expertos. Aunque el temor es normal, te podemos asegurar que tienen respuesta.
Cuéntanos: ¿qué más te gustaría conocer sobre el tema?
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