4 Leyendas cortas mexicanas
Empecemos por hablar en general de las leyendas. Se trata de narraciones que han pasado a lo largo de generaciones y que se convierten en parte de nuestra identidad como país, inclusive llegan a representar mucho de nuestra cultura, puesto que describen costumbres, creencias, vestimentas, hechos históricos, a partir de pequeños detalles. Por lo que se convierten en una combinación de hechos reales con fantásticos, que crean sensaciones de asombro, temor y muchas preguntas entre las personas que los escuchan por primera vez. Aquí te compartimos 5 leyendas cortas mexicanas, que te permitirán seguramente continuar y compartir nuestras bonitas tradiciones.
1. El Popocatépetl y el Iztaccíhuatl
Esta es una de las leyendas más conocidas y famosas de México, que da respuesta a la forma del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Una vez que nosotros los observamos detenidamente, vemos que disimula una mujer acostada y a su costado un hombre velando su sueño. Esta leyenda surge desde hace muchos años. Se cree que existió una princesa Tlaxcalteca, que estaba sumamente enamorada de uno de los guerreros más importantes y valientes de su reino.
Sin embargo, llego una época difícil, llena de guerra, por lo que el guerrero Popocatépetl tuvo que tomar la decisión de ir a pelear para poder proteger a su amada y a su pueblo. Antes de su partido pidió la mano de la princesa Iztaccíhuatl, prometiendo que regresaría y así podría amarla y cuidarla eternamente. En medio de la guerra, uno de los enemigos del guerrero, estaba también enamorado de la princesa, por lo que quiso aprovechar esta oportunidad diciéndole que Popocatépetl había fallecido.
La princesa, al recibir esta noticia, poco a poco decayó, hasta el momento de fallecer de tristeza. A su regreso el guerrero la llevo a lo alto de las montañas para brindarle una tumba digna de su grandeza, entonces se arrodillo con una antorcha para alumbrarla y permaneció en esa posición con el pasar de los día, pues quería cumplir su promesa, deseaba amarla y protegerla eternamente. Los dioses, al ver esto, conmovidos, les ofrecieron la oportunidad de inmortalizar su amor, cubriéndolos de nieve y convirtiéndolos en esas hermosas montañas, que aún guardan sus figuras y representan su amor.
2. Conejo en la luna:
Cuenta la leyenda que un día Quetzalcóatl decidió viajar por todo el mundo, entonces vino a la tierra en forma de humano para no ser reconocido. Camino y camino, sin embargo, llego un momento en el que su cuerpo ya no pudo más debido al cansancio, pero sobre todo al hambre que tenía. Entonces, un pequeño conejito que estaba cerca de él le ofreció de su comida, le mencionó que podía tomar del pasto que él había recolectado.
Quetzalcóatl como respuesta, le comento que no podría, ya que no era un alimento que pudiera consumir. A lo que el conejo preocupado pregunto ¿entonces qué harás?, Quetzalcóatl triste respondió que tal vez tendría que morir de hambre, pues no había otra opción. El conejito valientemente, pensando en ayudarlo, le ofreció que se lo comiera, que tal vez podría salvarle la vida.
El Dios sorprendido ante su gesto, se sintió muy agradecido y le dijo que él era demasiado importante y grande. Le dijo que todo el mundo tenía que conocerlo y recordarlo, por lo que lo tomo entre sus brazos, elevándolo hasta la luna y dejando impregnada su imagen. Luego lo bajo de nueva cuenta a la tierra, para que pudiera observarse y mirar lo mucho que valía, entonces Quetzalcoatl se convirtió de nueva cuenta en Dios y se despidió agradeciéndose por tan noble propuesta.
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3. El charro negro:
El charro negro es una de las principales leyendas que se cuenta a los niños, pero que también se encuentra vigente entre los adultos. Se cree que este personaje surge desde hace muchos años, se dice que sobre todo en la época de la revolución, por lo cual resulta lógica su vestimenta. Vestido de charro, con un sombrero color negro de tal manera que impide puedas mirar su rostro.
Se cree que este hombre que monta a caballo se pasea por las noches en zonas solitarias o rurales. Apareciéndose ante los ojos de personas que caminan por el lugar, sobre todo aquellos que se encuentran necesitados de dinero. El charro les ofrece monedas de oro, si la persona no las acepta nada pasará. Es muy poco probable que se les vuelva a aparecer, pero en caso de que lo acepten, existen dos versiones.
Una es que luego les ofrece llevarlos y una vez que suben al caballo no existe manera de que la persona pueda bajar, nunca se les vuelve a ver. La otra es que luego de entregarles el dinero se va, las personas utilizan esa gran cantidad de dinero, pero con el tiempo pagan por su avaricia. Comienzan a haber consecuencias, entre ellas la enfermedad, fallecimiento o desaparición de seres queridos. Mucho se ha dicho sobre la hipótesis de que se trata del Diablo, por lo que si se está cercano a una iglesia, este optará por alejarse. Uno de sus principales objetivos es llevarse almas llenas de avaricia.
4. El nahual
El nahual es probablemente una de las leyendas más antiguas de nuestro México. Esta surge desde la época prehispánica, en la cultura maya. Su significado es «Disfrazar, engañar u ocultar». Se creía que los brujos, llamados en esa cultura Chamanes, tenían un vínculo tan, pero tan fuerte con los Dioses que les era posible convertirse en el animal que les fue otorgado al nacer.
Este animal en el que se transforman tanto brujos como hechiceros es a lo que se le llama nahual, sin embargo, se les tiene mucho temor, porque no se trata únicamente de un animal indefenso, sino que normalmente son más grandes de lo común, de color obscuro y con ciertos rasgos humanos.
Muchos de estos brujos utilizan su poder para hacer actos con malicia, como robar, alimentarse de almas, brindar enfermedades, vengarse de aquellos que les han intentado hacer daño. Únicamente se les ve de noche y se cree que la única manera de acabar con ellos es a través de preparados con agua bendita. Muchas personas les han tenido un temor muy grande, por lo que durante mucho tiempo era una buena razón para no salir de noche.
Esperamos que estas leyendas te fueran de mucho agrado. Que puedas compartirlas con todas las personas, para que así la cultura y tradiciones se sigan manteniendo con los años. Además de que al ser tan cortitas, pueden ser sencillas de recordar y fáciles de entender para nuestros niños.
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