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Maternidad vs desarrollo profesional: historias reales de mamás reales

“¿No hiciste nada hoy?”, es la típica queja de los esposos que llegan cansados de trabajar a un hogar lleno de juguetes por doquier y con una mujer agotada, como si cuidar y educar a los hijos no fuera por sí sola una tarea de tiempo completo, sin horarios, ni descansos de fin de semana. La maternidad contra el desarrollo profesional (vida laboral) siempre ha sido algo de qué hablar.

Además de ser las responsables de que los niños duerman, coman bien, hagan tareas escolares y se bañen; y de que haya comida, la casa esté limpia, etc., la mayoría tenemos la necesidad de trabajar. Porque así somos, mujeres con sueños y aspiraciones más allá de la maternidad y del matrimonio, mujeres que queremos tener independencia económica y libertad de decidir sobre cualquier cosa. Mujeres que queremos estar con nuestra pareja por amor y no porque nos mantienen.

Lo queremos todo: ser madres amorosas, tener el amor de una pareja, tener dinero en la bolsa y disfrutar de tiempo de calidad con los seres que amamos.

Suena precioso en la teoría, pero en la práctica hay que hacer miles de malabares para conseguirlo y muchas veces no se puede alcanzar el éxito en todas las áreas de la vida. Hay muchas historias diferentes, de mujeres diferentes; con oportunidades, obstáculos y necesidades diferentes; historias de éxito, historias de fracaso, historias en las que todo fue fácil y otras en las que hubo que levantarse desde lo más profundo. Pero todas estas historias tienen algo en común: el amor hacia nuestros hijos.

Te comparto la historia de 5 mujeres reales que diariamente buscan ese equilibrio entre la vida familiar y el crecimiento personal. ¡Aplausos para todas ellas!

Gabriela Nava Gómez

46 años, CDMX

“No hay nada más difícil en este país que combinar la parte profesional con la maternidad. Fui mamá por primera vez a los 39 años, tenía una historia laboral satisfactoria, pero renuncié con la idea de que cuando naciera mi bebé todo volvería a la normalidad profesional. Nada, no sucedió, solo encontré trabajos en lugares cero profesionales, sin prestaciones, sin crecimiento, nada.

No resistí y desde entonces lucho por mi desarrollo profesional, económico y equilibrio mental, pero solo de 9 a.m. a 2 p.m., mientras los nenes está en la escuela.

Emprendí en redes sociales, haciendo contenidos y PR. Estoy contenta y más que nunca admiro y respeto a todas las mujeres que teniendo hijos están en una oficina de sol a sol”.

Marisol Riba Michaus

39 años, CDMX

“Soy mamá de Sebastián, quien hoy tiene 5 años y medio. Soy diseñadora de profesión y siempre he amado las ventas. Hago diseño gráfico, tengo una tintorería y vendo un sinfín de cosas. Aunque no tengo horario de oficina y tengo las tardes para estar con mi hijo, no siempre es así de increíble.

La maternidad ha sido uno de los proyectos más difíciles a los que me he enfrentado, después del estereotipo de la madre abnegada que se quita el bocado de la boca para que su hijo esté bien, una de las principales complicaciones ha sido esta idea versus mi vida, mi desarrollo profesional, mi papel como mujer. Nunca pensé que tener un hijo – y más como el que me tocó, que todo cuestiona – requiriera tanto esfuerzo mental, además del físico y el emocional.

Creo que uno de los grandes dilemas es darle tiempo de calidad y no sentir culpa por todas las horas que tienes que dedicarle al trabajo en vez de jugar con él. Tengo la fortuna de poder combinar ambas actividades, aunque a veces siento que él comparte más mis actividades que yo las de él.

Lograr el equilibrio es mi reto diario, no perderme ni un segundo de su vida y que crezca con una mamá que le enseñe a luchar por sus sueños, a trabajar hasta conseguirlos y a darle siempre espacio a lo importante es mi mayor deseo. Sin duda no hay mayor recompensa que llegar a casa y que, con una sonrisa, te diga una vocecita “mami te ves preciosa, te quiero” y solo por eso vale la pena cada desvelo, cada berrinche, cada coraje.

Solo por eso puedo partirme a veces en mil pedazos y luchar día con día por nosotros. Mi trabajo me encanta, pero a ojos cerrados lo cambiaría por la experiencia de ser mamá y ver crecer a mi pequeño karma”.

Xiomara Zetina Nuñez

31 años, CDMX

“Soy mamá desde los 16 años. Cuando mi hija cumplió un año, entré trabajar a un Starbucks y tuve la fortuna de que mi gerente me diera un horario que me permitía llevar a mi hija y recogerla sin problemas de la guardería.

Debido a lo complicado que era encontrar un trabajo flexible, desde hace 10 años decidí emprender proyectos enfocados a niños y adolescentes. Todo surgió tras pensar en que mis necesidades como mamá eran las necesidades de otras mamás, por lo que emprendí un after school llamado Snap Kids, al que después añadí cursos de verano y pascua pero con horario extendido y recogiendo a los niños en las empresas de sus mamás y llevándolos de regreso cuando ellas salen.

Ahora que mi hija es adolescente y he visto de cerca sus necesidades y las de sus compañeros, decidí crear un espacio para acercar a las adolescentes con especialistas, que les ayuden a aclarar sus dudas e inquietudes en tema de su interés.

Emprendí porque pagar horas extra en su escuela para el servicio de comedor y clases extras me costaba casi igual de caro que pagar su colegiatura.

No tenía quien se hiciera cargo de ella después de la escuela y tampoco quería que desde tan chiquita ella se quedara sola en casa”.

Ana Leyla Macías

42 años, CDMX

“Siempre había trabajado y sido independiente, pero cuando nació mi hija simplemente no pude dejarla y preferí dejar a mi equipo de trabajo de 40 personas a cargo de “el proyecto” de mi vida. Laboral, claro.

Dos años después empecé a trabajar desde casa con la certeza de que sería la combinación perfecta para estar disponible para mi hija. Quería estar siempre que ella despertara, encargarme de su alimentación y dedicar todas las tardes solo a ella. Pero me divorcié y tuve que regresar al trabajo de tiempo completo.

Pensé que sería muy difícil y que sentiría culpa, pero no, ha sido la mejor decisión de mi vida y me doy cuenta que tardé en tomarla. Después de cierta edad no encuentro justificación para haber permanecido en casa, pues ella se desarrolla en la escuela, y yo permanezco activa ejerciendo mi profesión y alimentándome día a día con vivencias, experiencia y la libertad que te permite ser autosuficiente económicamente.

Soy un ejemplo para ella tal como mi madre lo fue para mi y ella desarrolla también su independencia, lo cual me hace sentir muy orgullosa. Me siento muy agradecida del trabajo que tengo, de ser quien soy y de criar a una hija con total seguridad de darle el tiempo y las atenciones que necesita así como de proveerme de satisfacciones laborales, económicas y familiares”.

Berenice Modesto

29 años, CDMX

«Soy mamá de dos hermosas niñas, Luisa y Lea. Comencé lo que se convertiría en mi ahora empresa Bnice Studio en 2017, con el Baby Shower de Lu, mi hija mayor. Tenía muchas ideas en mi mente, y recuerdo que como muchas otras ocasiones se me iba el sueño de imaginar lo que mis manos y mi mente podrían ser capaces de crear. Puedo decir que fue el «primer evento” que “diseñé” y recuerdo que el resultado me fue fascinante a pesar del genio que me cargaba en aquellos días. La verdad ha sido un camino de aprendizaje constante, no hay un día que no pase sin que aprenda qué cosas puedo hacer mejor tanto para mi trabajo como para mi persona y por lo tanto para mi familia.

Creo que dejar volar mi imaginación y lograr ver materializadas las cosas que imagino me llena de una satisfacción que me ayuda a ver el equilibrio con mi familia, ser madre y trabajar es agotador pero Lu siempre tiene una sonrisa cuando me ayuda a trabajar y me dice que hago cosas hermosas, y es ahí cuando sé que ellas quizás vivan la misma situación que yo y querrán vivir todo al mismo tiempo, porque lo merecen y porque se merecen a sí mismas poder ser mujeres independientes, hijas, madres, amigas, esposas, y hermanas, por difícil que pueda ser a momentos.

Sin el apoyo que mi esposo Hugo me da nada de esto sería posible. Él ha sido mi fortaleza y apoyo incondicional en toda la extensión de la palabra en mi corta vida como madre y emprendedora, aunque en conjunto ellos tres han sido sin duda alguna la razón de mi energía para despertarme y luchar por mis sueños. Todo ha sido una montaña rusa de emociones y muchas veces cargo a una niña con un brazo mientras con el otro uso la máquina, y no duermo, y pasan días de desvelos constantes, pero no sé, me encanta vivirlo en casa con mi familia».


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