¿Cómo enseñar a los niños aceptar sus errores?
Aceptar que se ha cometido un error es difícil incluso para un adulto. Sobre todo asumir las consecuencias. Esto se debe no como tal al hecho de cometerlo sino a todos los tabús y aprendizajes que tenemos. Estamos acostumbrados a retomarlo como algo muy malo. Un evento que debemos evitar a toda costa. Esto tiene que ver con un estilo de crianza. Aprendemos de los adultos. El primer paso para que nuestros niños asuman sus errores es analizando todas esas creencias. Así lograremos modificar aquello que nos da mas temor. Empecemos por estos puntos:
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Muéstrale como resuelves tus errores. Enseña que cometer errores no significa que lo dejarán de querer.
Muchas veces creemos que podemos perder al otro si cometemos errores. Muéstrale a tu pequeño que no hay una manera más sana de fomentar la comunicación y relación con alguien que por medio de la sinceridad. No es necesario ocultar sus errores para que los demás lo quieran. Evita frases como “si haces todo bien te voy a querer más». Guíalo en sus primeros encuentros con esta parte tan natural del ser humano. Enséñale como los enfrentas. Dale ejemplos de qué haces cuando algo no sale cómo deseas. Esto por supuesto, tendrá de por medio el análisis y reaprendizaje de tus reacciones como adulto ante los errores. Si muestras ira o reaccionas golpeando, arrojando cosas, diciendo groserías, ten por seguro que tu hijo lo imitará. Es el momento ideal para aprender a equivocarse juntos.
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Tomar una decisiones otorga poder. Errar lo coloca ante la solución.
¿Quién quiere tomar decisiones que lo llevan a responsabilidades? Si lo pensamos es una carga que pocas personas están dispuestas a experimentar. Démosle otro significado. Hablemos de acción y poder sobre la situación. Si acierto la responsabilidad será mía si cometo una equivocación tengo la virtud de poder remediarlo. Intentarlo mientras obtengo conocimientos. La frustración es uno de nuestros peores aliados. Enseñarles desde pequeños que las cosas no sucederán a la primera y que eso no es un crimen, ni signo de vergüenza o poco valor. Dara paso al deseo de intentar aunque sea inminente el fracaso. Error, ensayo, error ensayo.
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Todo error tiene un aprendizaje.
Aunado al punto anterior, hablen sobre el camino más que de la meta. Puedes utilizar algunos cuentos o inventar historias, donde le muestres que un error no es pérdida total. Por el contrario enfatiza en las ganancias, experiencias y aprendizajes. Cuando llegue el momento en que comentan un error elaboren una lista con todo lo que aprendieron de la situación. Incluyan qué habilidades les gustaría desarrollar. Pueden hacerlo con frases, dibujos, etc.
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En algún punto lo que esperan los demás de nosotros puede provocarnos muchas inseguridades. Para evitar esto es importante que cuando señales un error de tu hijo (a) lo separes de la totalidad de la persona. Es decir analicen el error no juzguen a la
persona. Un ejemplo puede ser, no le otorgues adjetivos como “fuiste más listo en el examen”, cámbialo por “El resultado de este examen fue 6, ¿Qué crees que cambió?”. Luego de analizar qué cosas realizó diferente es indispensable mencionarle que tiene el poder de modificarlo. Que no lo evalúan a él. Retomando el ejemplo de las calificaciones. Son una medida escolar, es un evento en particular. Recuerda es el acto no la persona. Sin importar cuantos errores se acumulen.
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No te burles si comete un error.
Aunque estamos muy acostumbrados a reírnos de ciertos errores o situaciones. Cuando no salen como se esperaban y creemos que puede hacer el ambiente más ligero. En el caso de los niños no es tan fácil diferenciar si se están riendo de su persona o de lo que sucedió. Lo ideal es que la primera reacción salga de él o ella. Sea respetada y analizada. En caso que le cause risa, acompañarlo. Siempre aclarando que es en torno al evento y no a la persona.
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Enséñalo a equivocarse. Jueguen. Disfruten del aprendizaje.
No hay nada mejor que equivocarse dentro de un contexto divertido, amplio y seguro. Los juegos de mesa pueden ayudar mucho con esto. Jugar a equivocarse. Olvidarse un poco de la meta establecida del juego, que es ganar. Desear perder para obtener mayor número de aprendizajes, analizar, reír y resolver. Ya después pueden pasar a jugarlo como señala el manual. Una vez que estén ahí cuando pierda o no le vaya como desea observa a tu pequeño (a).Si notas que quiere llorar, gritar o cualquier otra cosa, refléjale que es válido. Dirige esa energía y elijan una manera de liberar su emoción, llorando si lo requiere, dando un grito, saltos, etc. Después busquen respuestas. Qué lo hace sentir o qué piensa sobre esto y cómo lo solucionarlo.
Ante todo, cuando lo veas cometer un error o te cuente sobre este agradece la confianza. Resalta la valentía e intenten remediarlo. El evento de cometer un error se convertirá en un espacio de comodidad e incluso creatividad.
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