Cuento de navidad corto para niños «El espíritu navideño»
Cuento de navidad corto para niños:
«El espíritu navideño»
Hoy por fin es día de Navidad. Toda la familia ha esperado por esta fecha desde hace meses. Es el día preferido de todos. Aunque pensándolo bien, es uno de los más estresantes. A mis papás les gusta hacer todos los pendientes de la casa justo hoy, son un montón de cosas.
Hay que lavar el coche, limpiar el cuarto de tiliches, aspirar debajo de los muebles, limpiar cada uno de ellos a detalle con un trapito húmedo, secar la ropa que lavamos para poder vestirnos requeteelegantes, todo eso antes de que de la hora de cenar. Así que aquí nadie se queda sin hacer nada, mamá, papá, mi hermana Karla, mi hermano Felipe y yo.
He visto un poco estresada a mamá. Le he preguntado qué pasa o si puedo hacer algo para que se sienta mejor, me ha dicho que en la noche cuando acabemos todo y comencemos a cenar se sentirá mejor. Dice que es parte del espíritu navideño. Que extraño es ese espíritu, nos estresa y luego nos hace muy felices. Si eso fuera cierto, creo que es muy travieso y se divierte mucho con nosotros. El año pasado mi hermana terminó en el hospital porque se lastimó un pie por andar corriendo con el piso mojado. Le pusieron una férula y mi papá término cargándola en hombros para poder salir rápido y llegar a cenar todas las delicias que habían cocinado.
Mamá ha vuelto del mandado y por poco provoca que mi papá caiga de la escalera que puso en la entrada. Él estaba limpiando los vidrios de la casa cuando mamá llegó y entre tanta bolsa no calculó bien el estorbo, pero no pasó a mayores, según yo, porque mamá dice que si. Que por culpa de papá ahora tendrá muchos años de mala suerte, ya que pasar por debajo de la escalera da siete años de mala suerte. Aunque tiene la esperanza de que tal vez por ser Navidad eso se anule y si no, que usará uno de sus deseos de año nuevo para que no le pase.
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Karla ahora está a fuera del baño, tocando con la toalla puesta alrededor porque le han ganado el baño mientras iba por su ropa al cuarto. Yo ví cómo mamá estaba espiándola para que cuando saliera pudiera ganar el lugar, pero Karla se quedó unos minutos en el celular y bum, que ya no le abren.
Mamá se ha apurado mucho y ahora ambas ya se están arreglando mientras que cuidan que la comida no se queme, yo ya me he cambiado y ya he limpiado la cocina, que por cierto estaba muy cochina, es que cuando estaba ayudando que se me cae una cacerola con poquita comida que sobró de ayer, pero se juntó con el lodo que metieron mis papás del jardín hace un rato cuando lo arreglaron.
Escucho a mi papá gritar «ya es tiempo», «ya se hizo tarde», «rápido», parece que se lo dice a él mismo porque nosotros ya estamos listos. La mesa ya está lista. Ponen música y se acercan poco a poco. Entonces mamá lanza un grito que hace que nadie mueva ni un musculo. ¡¡Olvidamos comprar los regalos!! Mamá corre a tomar el teléfono para marcar a las tiendas y entonces mientras todos la miramos, nos llega un aroma particular. ¡El pollo! Papá corre a salvarlo. Todos hacemos equipo. Felipe y Karla con papá. Comienzan a quitarle todo lo quemado, mientras que yo busco todos los números de las tiendas más cercanas. Nosotros dos no tuvimos suerte. Pero mamá ha corrido al cuarto por unas hojas de papel y plumones.
Ha pedido que todos nos sentemos en la mesa. Reparte los materiales y nos pide que escribamos algo que queramos decirle al otro, podemos hacer dibujos, un poema, dedicarle una canción y también que digamos dos cosas que nos gustaría hiciéramos todos juntos en familia. Explica que haremos una o dos por mes. Todos estamos muy emocionados. Papá ha terminado y comienza a servir los platos para poder cenar. Lo lograron, salvaron el pollo. Hemos dejado nuestras hojitas debajo del árbol. Los mejores regalos de toda la vida. En la cena no hemos parado de reír, recordando todo el estrés y cosas graciosas que sucedieron durante el día. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que el espíritu navideño esta aquí, que siempre estuvo, no solo en este día, ahora lo entiendo, el espíritu navideño también se llama amor.
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