¿Cuáles son las causas por las que tu bebé puede perder la audición?
De acuerdo a los datos ofrecidos por la American Speech Language Hearing Association, la pérdida auditiva puede llegar a afectar a entre 1 y 4 niños por cada 1000 nacimientos. Un número lo suficientemente significativo como para extremar las precauciones ante cualquier señal que observemos durante las primeras etapas de vida de nuestros hijos.
Desde el mes número 7 de embarazo, el oído del feto ya debería estar prácticamente formado. Pese a que se continúa considerando como un oído inmaduro incluso después de haber nacido, la mayoría de las frecuencias son recibidas con normalidad. Sin embargo, existen casos en los que no es así.
¿Cuánto se considera que nuestro bebé ha perdido audición?
De acuerdo con la OMS, “una persona sufre una pérdida de audición cuando no es capaz de oír tan bien como una persona cuyo sentido del oído es normal”. Es decir, cuando no se alcanzan los 25 decibelios de audición.
En el caso de los niños, ante cualquier señal debemos acudir de inmediato al especialista para que lleve a cabo el correspondiente análisis. A continuación, las principales causas auditivas que pueden provocar una pérdida de audición.
Causas de la pérdida de audición
Periodo prenatal
- Factores genéticos: En muchos casos, cuando se sufre una pérdida de audición en el periodo prenatal es consecuencia de una pérdida de audición hereditaria. Por lo que es necesario evaluar cada caso en concreto para conocer el alcance.
- Infecciones intrauterinas: Las infecciones intrauterinas, como la rubéuola y la infección por citomegalovirus son otro de los motivos principales.
Periodo perinatal
- Asfixia perinatal: Es decir, la falta de oxígeno en el momento del partido.
- Hiperbilirrubinemia
- Bajo peso al nacer: Puede tener un impacto directo en la salud auditiva al nacer.
Infancia y adolescencia
- Otitis crónicas
- Presencia de líquido en el oído
- Meningitis y otras infecciones que son habituales durante los primeros años de vida
Cómo detectar una pérdida auditiva en nuestro bebé
Como padres, es importante que observemos a nuestros hijos y prestemos atención a cualquier señal que pueda provocar una alteración de su comportamiento. Desde el mismo momento en el que nace, y durante los primeros tres meses de vida, cualquier ruido debe ser capaz de sorprender al niño. En algunos casos, incluso, llegando a despertarlo en las fases más leves del sueño. Si no observamos esta sensación de sorpresa, es posible que nuestro hijo esté presentando problemas auditivos.
Hasta los seis meses de vida, el sonido es una de sus principales fuentes de distracción. Esta es la razón por lo que muchos juguetes recomendados para esta edad se basan en los estímulos sonoros para ayudar al niño a su desarrollo. Una vez alcanzados los ocho meses, el bebé ya debe ser capaz de reproducir, con cierta semejanza, algunos sonidos. Una muestra de que no existe ningún problema en términos de audición.
Cuando el niño alcanza el año y medio o los dos años, el número de palabras que va dominando es cada vez más amplio. En algunos casos, permite encadenar dos palabras seguidas. Si sigue esta trayectoria, siendo flexibles a la hora de analizarla, el desarrollo del canal auditivo de nuestro pequeño es completamente normal. Si observamos que el niño no responde a los estímulos auditivos o no mejora en su capacidad de comunicarse, es posible que esté presentando alguna señal de alerta a la que haya que prestar atención de inmediato.
La pérdida de audición, también conocida como hipoacusia, puede suponer un importante problema en el desarrollo del bebé. Prestar atención a cada señal de alerta, y acudir de inmediato al especialista, nos permitirá conocer la profundidad del problema y resolver todas las posibles cuestiones al respecto.
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