Cómo alimentar a un bebé paso a paso
La alimentación de un bebé posee relevancia absoluta en el primer año de crecimiento y desarrollo, cuando éste es más inmaduro e inestable.
Por ese motivo, es de vital importancia brindarle una alimentación suficiente y apropiada, con los objetivos de saciar sus necesidades nutritivas, prevenir y/o tratar distintas situaciones patológicas y generar buenos hábitos alimenticios. Las referencias nutricionales están marcadas en las recomendaciones de los siguientes organismos: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación -FAO-, Comité de Nutrición de la Academia Europea de Pediatría y el Comité de la Sociedad Europea de Nutrición y Gastroenterología Pediátrica -ESPGAN. Te contamos cómo debe hacerse la transición alimentaria paso a paso en la vida de un bebé:
Período lácteo
En el caso que no haya complicaciones de ningún tipo, siempre es aconsejable darles leche materna antes de la leche artificial. No sólo por una cuestión nutricional y de pautas dietéticas-higiénicas, sino por temas psico-emocionales basados en el vínculo de la gestante con su mamá, desde el nacimiento hasta el año de vida.
Período de ablactación
A partir del séptimo mes de vida se introducen alimentos no lácteos, elaborados de manera adecuada en consistencia y cantidad para no distorsionar el ritmo de maduración digestiva y renal, a la vez que el proceso de desarrollo neuromuscular.
Dicha fase debe posibilitar pasar de la succión a la cuchara -lo que favorecerá paladear mejor-, y modificar la textura de líquido a triturado, cuando disponga de dientes a troceado.
Período de evolución digestiva
La alimentación debe adaptarse a la capacidad digestiva y a los parámetros de desarrollo fisiológico/neuromotor, haciendo una gradual inserción de alimentos y teniendo en consideración que, la capacidad gástrica del recién nacido es de 10 a 20 ml., y se incrementa en el transcurso de su primer año hasta los 200 ml.
Guía de alimentos paso a paso:
Además de la leche en los primeros seis meses, se deben incorporar otros alimentos para proporcionar energía y nutrientes para el lactante. Por ejemplo, cereales que no contengan gluten maíz y trigo -evitando intolerancias a este proteína-; en contraposición a los que sí poseen gluten: avena, cebada, centeno y trigo. Recién a partir de los 7 u 8 meses se podrán mezclar.
Los cereales contribuyen un importante aspecto energético, siendo fuente de proteínas, minerales, vitaminas, ácidos grasos e hidratos de carbono. Sin embargo, al tratarse de un aporte calórico, existe riesgo de sobrealimentación si se abunda en ellos.
Frutas
Su ingesta será recién a partir de los 6 meses, por su enorme aporte calórico que viene a complementar a la leche, sin sustituirla. Deben emplearse frutas variadas como naranjas, manzanas, ciruelas, peras y uvas, a los fines de educar el gusto y evitar la fresa y el melocotón que son alergénicas.
Las frutas no deben endulzarse con azúcar, y no se incorporarán galletas hasta pasados los 7 meses, dada su elevada concentración de gluten.
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Verduras, hortalizas y tubérculos
A partir de los 6 meses, comenzará esta nutrición rica en sales minerales. En primer lugar, debe darse el caldo añadido al biberón de medio día, luego verduras a base de puré, complementadas con leche.
Deberán evitarse las verduras con alto agregado en nitritos: remolacha, espinaca, acelga, etc., y hacer lugar al calabacín y las patatas, para luego intercalar las otras. Es aconsejable no agregar sal, aunque sí una cucharada de aceite oliva al puré.
Al inicio, será provechoso evitar verduras flatulentas -coliflor, nabo- o aromáticas -ajo, espárragos-. Se han dado situaciones de infantes que ingirieron vegetales recalentados, volviéndose la piel azulada, ya que afecta el transporte de oxígeno. Asimismo, este riesgo permanece latente si se conservan verduras en la heladera durante más de 48 horas.
Carnes rojas y pollo
Con preferencia a carnes magras, comenzando por el pollo y nunca antes de los 6 meses, en una proporción de 10-20 gramos diarios e incrementando 10-20 gramos por mes, máximo de 50-go gramos, intercalando con verduras.
Luego, se incorporan las carnes rojas como ternera y cordero, aportando alto valor en lípidos, hierro, zinc y determinadas vitaminas.
Pescados
No es recomendable darlo antes de los 10 meses debido a su capacidad de causar alergia, incluso, si el infante posee antecedentes de alergia familiar, hasta pasado el año de vida. Es recomendable empezar por pescado blanco.
Huevos
Nunca crudos. Recién al noveno mes, se introducirá en la alimentación la yema, para recién tomar el huevo entero -con la clara- hacia los doce meses. La yema es rica en proteínas de alto valor biológico, vitaminas A y D y hierro.
Legumbres
Incorporadas a la sopa de verduras recién a los 18 meses. Reemplazan perfectamente a la carne y se pueden mezclar con arroz hasta tres veces por semana. A partir del noveno mes, al natural y sin azucarar o mezclado con alguna fruta.
Al leer esta guía, ya tienes las bases sólidas para la alimentación de tu bebé con una vida más saludable.
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